Observar fauna en su estado natural es una tarea compleja, muchos son los factores que hay que tener en cuenta y la experiencia es, como se suele decir, un grado. Saber dónde se mueven los animales, cómo se comportan, qué épocas del año son más favorables para su observación y a qué horas del día, lo brinda el tiempo de estudio y es vital, pero hace falta más porque aún con todo esto, el avistamiento puede fallar.

Fotografías cortesía de Marcos Rodríguez Hernández de una de las actividades de avistamiento en un ecosistema fluvial. Tuvimos la suerte de poder observar la vida de una familia compuesta por 4 nutrias (Lutra lutra).

Para los amantes del mundo natural, uno de los mayores retos es poder observar especies en su hábitat, poder ser testigos de unos minutos de la vida de las especies más emblemáticas sin que ellas se inmuten de nuestra presencia.

Este año, en la IX edición del curso sobre el lince ibérico y el ecosistema mediterráneo del sur peninsular, aprendimos que una de las cualidades a explotar después del recorrido de estudio es la perseverancia, repetir, repetir y repetir con ánimo e ilusión. Es la única manera de no fallar.

Fotografías cortesía de Marcos Rodríguez Hernández de una de las actividades de avistamiento en ecosistema forestal mediterráneo. Tuvimos la suerte de poder observar una lincesa conocida en la zona, sus dos crías y un macho, el último día de actividades. Como regalo final a un fin de semana inolvidable.

En esta edición, tuvimos además un especial añadido a las actividades ya previstas, dos esperas en el hide dedicado al lince ibérico del Cortijo Gato Clavo, aunque no tuvimos suerte sábado y domingo, uno de nuestros alumnos que se quedó más tiempo, pudo sacar estas bellas imágenes.

Fotografías cortesía de Domingo Melero González-Solares en las instalaciones del Cortijo Gato Clavo.

Nuestros cursos están diseñados para dar el máximo valor al patrominio natural, desde un líquen, pasando por un caracol, hasta águilas imperiales y linces ibéricos, todos tienen su lugar y tiempo de exposición en nuestras ponencias. No pueden pasar desapercibidas las numerosas especies botánicas y faunísticas de enorme valor ecosistémico, sino no seríamos guías de verdad.

Fotografías cortesía de Domingo Melero González-Solares.

La formación práctica está diseñada para emular tipos de actividades que realizan los guías de naturaleza y educadores ambientales y desde rutas interpretativas a actividades de avistamiento, nos esforzamos por inculcar el valor de cada elemento del ecosistema. Y esto se refuerza con las ponencias teóricas, que incluyen las particularidades de las especies del espacio que estamos estudiando, en este caso el Parque Natural de la Sierra de Andújar.

Para estas actividades, es importante el respeto y la paciencia, disfrutar con cada momento y lugar, recargar pilas con los paisajes, los colores y los movimientos y así sin darnos cuenta, poco a poco, los secretos de la Naturaleza se irán revelando y seremos testigos de las mayores bellezas de nuestro mundo, con humildad y pasión, como un verdadero guía debe trabajar.

Poniendo nuestro granito de arena para crear un planeta mejor para todos los seres que lo habitan, dando gracias por estar vivos y poder compartir esta experiencia con personas maravillosas como las de esta edición de 2025.

¡Gracias a nuestros alumnos por hacerlo posible!